Estrías

¿QUÉ SON? Las estrías son marcas de la piel que se manifiestan como líneas rojas o blancas. Aparecen de repente y suelen convertirse en una huella difícil de borrar. Se producen al generarse una ruptura de las fibras colágenas y elásticas de la piel, cuando éstas ya no resisten el aumento del volumen. Están relacionadas con el crecimiento excesivo y rápido de la piel. Las principales causas son: los cambios de peso muy bruscos, lo que explica por qué surgen en el embarazo; los cambios hormonales, especialmente en la pubertad; la genética, ya que estas marcas tienen un alto componente hereditario y racial. El tipo de piel también influye: una piel deshidratada es menos resistente al estiramiento. El uso de corticoides tópicos y por vía oral también puede favorecer su aparición. Existen dos tipos de estrías: las rubras o recientes y las blancas o maduras. Las estrías rubras aparecen como zonas lineales de piel fina con coloración enrojecida o violácea, en ocasiones ligeramente elevadas. Este aspecto, que se mantiene entre 6 y 10 meses, puede acompañarse de picazón localizado. Las estrías blancas se manifiestan como zonas lineales blancas o nacaradas, planas o incluso ligeramente deprimidas. Suelen formarse en el abdomen, caderas, glúteos, en algunas zonas de las piernas y brazos, en espalda, cadera y senos.  ¿CÓMO SE TRATAN? El tiempo de evolución de las estrías es un factor clave en la elección del tratamiento. El mejor momento para tratarlas es cuando recién aparecen y son estrías rubras, ya que frente a un diagnóstico precoz y al tratamiento temprano en algunos casos se puede frenar su evolución. Mientras que en las estrías color blanco nacarado, que ya son secuelas cicatrizales, los tratamientos estarán orientados a que las mismas sean menos visibles.